Los Tres Reyes del Oriente guiados por una brillante estrella ataviados y montados en un camello, un caballo y un elefante, emprendieron el viaje para adorar al Niño Jesús. Provenían de diversas partes del mundo: uno era negro, otro blanco y el tercero con facciones árabes. Cargaron obsequios para el recién nacido: de oro por ser rey, de mirra por ser hombre y de incienso por ser Dios, los cuales extendieron delante del Redentor. Los Reyes simbolizan a los primeros gentiles convertidos al cristianismo.
La celebración del seis de enero se remonta a los primeros años de la evangelización en el Nuevo Mundo y sigue vigente hasta nuestros días. Según la tradición mexicana, son ellos, los Reyes Magos, quienes traen regalos a los niños.
La costumbre consiste en que los pequeños previamente escriben una carta para pedir a Melchor, Gaspar y Baltazar los juguetes que quisieran recibir.
La víspera de la fiesta (6 de enero) los niños dejaban sus zapatos con un poquito de paja para dar de comer a los animales que traerían a los Santos Reyes (también conocidos de esta forma en México). A la siguiente mañana, la paja desaparece, en cambio el calzado está colmado por la cantidad de juguetes. Llenos de curiosidad, los muchachos se levantan muy temprano para gozar de la sorpresa de los obsequios.
Sobre la Rosca de Reyes
Otra costumbre del Día de Reyes es partir la rosca. Se suele invitar a un grupo de amistades y cada uno debe de tomar el cuchillo para cortar su porción. En el interior del pan hay uno o varios pequeños muñecos (representaciones plásticas del Niño Jesús) y la persona que lo encuentra está obligada a ofrecer una fiesta, tamales o atole, el día dos de febrero, Día de la Candelaria. En el pasado las figuras solían ser de porcelana, pero ahora se acostumbran de material sintético. Actualmente la partida de la rosca consiste en una reunión familiar o de amigos donde el propósito es convivir.
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Fuente: México Desconocido