Comúnmente, algunas las personas sufren una herida o raspón, suele colocar saliva para intentar sanar, pero, ¿en realidad funciona?
Según un informe publicado por científicos de los Países Bajos, la saliva sí tiene poder curativo gracias a un compuesto llamado histatina, una pequeña proteína que sólo mataba las bacterias, pero ahora se cree sea responsable de la curación de heridas.
Para concluir esto, se realizaron estudios utilizando células epiteliales, las cuales recubren el interior de la mejilla y las cultivan en platos.
Luego, se colocaron heridas artificiales en la capa celular de cada plato, raspando un pequeño trozo de las células, colocando un baño de fluido isotónico sin aditivos a uno y en el otro saliva humana.
El siguiente paso fue identificar qué componente era el responsable de la cicatrización de la herida, donde luego de 16 horas, los científicos notaron que la herida con saliva humana estaba casi completamente cerrada.
Gerald Weissmann, uno de los investigadores, explica que “las heridas de la boca, como las de una extracción dental, sana mucho más rápido que las heridas de la piel y los huesos”.
Esta investigación suena esperanzadora para las personas que sufren heridas crónicas relacionadas con la diabetes y otros trastornos, como lesiones traumáticas y quemaduras.
Acumular grasa alrededor del abdomen, como suele suceder en los hombres, o hacerlo en caderas y piernas, más habitual entre las mujeres, depende en gran medida de factores genéticos, según un estudio de la Universidad sueca de Upsala.
Publicado en la revista especializada Nature Communications, el estudio fue realizado por investigadores de la Universidad de Upsala, que midieron la distribución de grasa en los cuerpos de casi 360,000 participantes voluntarios.
"Sabemos que las mujeres y los hombres tienden a almacenar grasa de manera diferente", explicó Mathias Rask-Andersen, autor principal del estudio e investigador postdoctoral en el departamento de Inmunología, Genética y Patología de la citada universidad.
En el caso de las mujeres, almacenan más fácilmente grasa en las piernas y las caderas, mientras que los hombres tienden a acumularla alrededor del abdomen.
Esta diferencia se ha atribuido tradicionalmente "a los efectos de hormonas sexuales como el estrógeno, pero los mecanismos moleculares que controlan este fenómeno son bastante desconocidos", anotó Rask-Andersen.
Para este trabajo, los investigadores utilizaron datos de UK Biobank, un estudio de medio millón de participantes en el Reino Unido, y analizaron millones de variantes genéticas para determinar su asociación con la distribución de grasa en una u otra parte del cuerpo.
De este modo, el equipo de Rask-Andersen identificó casi un centenar de genes que influyen en la distribución del tejido adiposo en el cuerpo humano.
Tras un examen más detallado, los investigadores descubrieron que varios de esos genes dan forma a la matriz extracelular, que participa en la organización estructural y funcional de los tejidos.
Por tanto, sus hallazgos sugieren que la remodelación de la matriz extracelular es uno de los mecanismos que genera diferencias en la distribución de la grasa corporal.
Además, las conclusiones de este estudio pueden llevar al desarrollo de nuevas intervenciones para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular, que es mayor entre los hombres en parte por su mayor cantidad de grasa abdominal.
"Los sistemas biológicos que destacamos en nuestro estudio tienen el potencial de ser usados como puntos de intervención para nuevos medicamentos que tengan como objetivo mejorar la distribución de la grasa corporal y, por tanto, reducir el riesgo de enfermedad", concluyó Rask-Andersen.
#PiensaPositivo