¿Qué significa tener una buena vida? Si la hora de responder a esta pregunta ha incluido la felicidad en su lista, piensa usted como millones de personas. De hecho, la búsqueda y el disfrute de la felicidad es un objetivo común y un deseo en la vida para la mayoría de las personas que creen que la felicidad es un factor determinante para tener una buena calidad de vida. Y debido que tanto la felicidad y la salud son aspectos cruciales de la calidad de vida, se considera que la felicidad está asociada con una mejor salud y una mayor longevidad.
Pues no, parece ser que la felicidad no nos hace vivir más o, dicho de otra forma, ser infeliz no nos mata antes. Lo asegura un estudio realizado sobre casi un millón de mujeres en Reino Unido y que publica la revista «The Lancet» que demuestra la felicidad en sí no tiene un efecto directo sobre la mortalidad, y que la creencia generalizada, pero errónea, de que la infelicidad y el estrés son responsables directos de mala salud proviene de los estudios que llegaron a una conclusión causa-afecto de manera confusa.
«La enfermedad te hace infeliz, pero la infelicidad en sí no hace daño», señala la autora de la investigación, Bette Liu, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia). En nuestro estudio, añade, «no hemos encontrado un efecto directo de la infelicidad o el estrés sobre la mortalidad, incluso después de analizar a casi 1 millón de mujeres durante 10 años». O como reconoce socarronamente uno de los investigadores, Sir Richard Peto, de la Universidad de Oxford: «Buenas noticias para el mal humor».
La enfermedad te hace infeliz, pero la infelicidad en sí no hace daño.
Los investigadores británicos decidieron analizar el papel del estrés y la infelicidad sobre la mortalidad, debido a la ‘creencia generalizada’ que sugiere que se relacionan con una mayor predisposición a la muerte. Pero «creer cosas que no son ciertas no es una buena idea», apunta Peto.
Los autores reconocen que sí es cierto que una mala salud, que supone una amenaza para la vida, puede causar infelicidad; sin embargo, aducen, no por ser infeliz se tiene uno que morir antes.
La investigación analizó los datos de 719.671 mujeres que participaban en el Women Study UK. A todas ellas se les envío, tres años después de unirse al estudio, un cuestionario preguntándoles sobre su salud, su felicidad, estrés y si se sentían relajadas. Cinco, de cada seis dijo que eran habitualmente felices, pero una de cada seis reconoció que era infeliz.
Al igual que en otros estudios, los investigadores vieron que la infelicidad se asociaba con la pobreza, el tabaquismo, la falta de ejercicio y el vivir en soledad. Sin embargo, las asociaciones más fuertes se observaron en aquellas mujeres que ya tenía una salud deteriorada, quienes eran más proclives a decir que eran infelices. A los 10 años de iniciarse el estudio 30.000 mujeres habían fallecido.
Para determinar si aquellas menos felices tenían más riesgo de muerte prematura los investigadores tuvieron en cuenta todos los factores relacionados con el estilo de vida de las participantes y así comprobaron que ser feliz, o infeliz, no suponía un menor o mayor riesgo de muerte, respectivamente. Los investigadores creen que el tamaño de la muestra, casi 1 millón de mujeres, descarta que la infelicidad pueda ser una causa directa de cualquier aumento sustancial en la mortalidad general en las mujeres. Y los datos eran trasladables a la mortalidad por cáncer y por enfermedades del corazón. Y tanto en relación con el estrés y la infelicidad.
En un comentario relacionado, el doctor Philipe de Souto Barreto y el profesor Yves Rolland, del Instituto de Envejecimiento del Hospital de la Universidad de Toulouse (Francia) dicen que el estudio proporciona información muy valiosa y sólida sobre la felicidad, la salud y la mortalidad. Ahora bien, Souto Barreto y Rolland demandan ensayos aleatorizados para investigar más sobre tema: «Los estudios deben permitir realizar comparaciones a través de los rangos de edad, tanto entre hombres y mujeres».
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Fuente: ABC Salud