Expertos y usuarios cuentan las interioridades de las aplicaciones de citas
“Mantenemos relaciones tan líquidas que al final nos hundimos”, dice Fernando, ex usuario de Bumble, la aplicación de citas, y continúa: “Es el «temón» del momento. Porque nunca ha habido tanta facilidad para ligar y a la vez, tanta dificultad para encontrar una pareja con la que asentarte”. “Yo ya he decidido darme de baja. Tengo casi 60 años y los hombres que encontraba en las aplicaciones de citas, o bien estaban buscando una cuidadora para sus achaques y para llevarles la casa o bien se les iban los ojos detrás de jovencitas que podrían ser sus hijas», asegura Lucía.
Y le sigue Rosa: “En los últimos años he estado bastante activa en las aplicaciones, y puedo confirmar que es difícil enamorarse hoy en día. Por un lado, internet ha facilitado los encuentros, pero es tanta la oferta que a veces cuando decides profundizar te quedas con la sensación que te estás perdiendo algo... o mejor dicho, a alguien. Así que no inviertes mucho tiempo en conocer de verdad a una persona y dejas la relación a los primeros signos de incompatibilidad. ¿Para qué continuar? ¡El mar está lleno de peces!”.
No inviertes tiempo en conocer a una persona y dejas la relación al primer signo de incompatibilidad. ¿Para qué continuar? ¡El mar está lleno de peces!”.
Rosa
“Es como si nos diera miedo la estabilidad y enseguida buscamos la excusa para seguir probando cosas nuevas”, vuelve Fernando, quien concluye contundente: “Creo que tenemos un problema con la inmediatez, con buscar todo el rato un exceso de estímulos. No dejamos madurar las cosas. Ni los trabajos, ni las relaciones…”.
Fernando, Rosa y Lucía forman parte de la veintena de personas que han prestado su testimonio (anónimo) para escribir este artículo. Ninguno de los usuarios entrevistados demoniza Tinder, Meetic y las demás. De hecho, la mayoría reconoce haber tenido experiencias “positivas” e incluso “haber encontrado el amor” en las plataformas virtuales.
Es como si nos diera miedo la estabilidad y enseguida buscamos la excusa para probar cosas nuevas
Y aun así, casi todos reconocen que el medio tiene sus particularidades y su sesgo propio: “Creo que hoy en día lo difícil no es enamorarse. La gente se sigue enamorando, aunque es cierto que las relaciones no duran lo que duraban antes. Somos la generación de lo instantáneo, de lo quiero y lo quiero ahora, y si no me sirve lo tiro, lo cambio por otra cosa. Antes mirabas en la tele lo que la cadena decidía emitir y aunque te gustara mucho algo, tenías que esperar hasta que la emisora decidiera sacar el siguiente capítulo. Ahora no, consumo una serie, de golpe y cuando un capítulo me da un poco de bajón porque no tiene la intensidad de los anteriores, cambio de serie y punto. Pasa un poco lo mismo con las relaciones. Las consumo y cuando ya no me dan exactamente lo mismo que al inicio, las dejo y busco otras que tengan la misma intensidad. Internet ayuda a que este “cambio” sea más fácil, porque te da acceso a muchísimas personas a las que no podrías acceder de otra forma”, asegura Laura, de veintiséis años.
¿Y qué dicen los expertos? ¿Es cierto que las aplicaciones de citas han servido para banalizar las relaciones y convertirlas en objetos de consumo, como reconocen algunos de sus usuarios? ¿O será que seguimos hablando de lo mismo, solo que hemos sustituido la barra del bar o de la discoteca por la pantalla de un móvil?
Los expertos opinan
La cultura imperante de lo digital y de la inmediatez no ayuda a la hora de intimar
Sandra Ferrer, psicóloga y fundadora de Programa Mia, “un programa online de psicología para mujeres que necesitan recuperar la confianza en ellas mismas para crear la vida y las relaciones que quieren desde su autenticidad”, analiza la cuestión: “Tratamos a las personas como meros perfiles porque entre medio tenemos la distancia física y emocional de una pantalla y nos olvidamos de que son seres humanos, que tienen expectativas, ilusiones y miedos, al igual que todos. Si a esa persona con la que no has tenido feeling nos la encontráramos en una barbacoa entre amigos comunes al cabo de dos semanas, créeme que seríamos más cuidadosos en la manera en que nos despedimos”, asegura.
Continúa: “La cultura imperante de lo digital, de lo efímero, de la inmediatez y de adrenalina en vena con la que se pasa de 100 a -30 no ayuda a la hora de intimar, de construir vínculos profundos y que sean de verdad. Para querer a alguien, tienes que querer. Y a veces, solo queremos que nos quieran. El amor se está convirtiendo en un bien de consumo más. Y con tal multitud de opciones, cuando vemos que tras el envoltorio no hay lo que esperábamos, «compramos» otra cosa”, argumenta.
“Vivimos en la era del amor líquido, un concepto que utilizó por primera vez el sociólogo Bauman, y que define las relaciones por su falta de solidez y compromiso”, asegura María Pasión, dating coach y autora de Ligar es fácil si sabes cómo (Alienta). “En el amor líquido no hay relaciones en sí, lo que vemos son conexiones. Las personas deciden cuándo se conectan y cuándo se desconectan conduciéndonos a tendencias hedonistas y narcisistas. Esto viene marcado por la posmodernidad. Las aplicaciones de citas lo que hacen es ayudarnos a conocer personas, nosotros decidimos en qué apps aparecemos y qué buscamos. Hay unas dedicadas a las relaciones rápidas y otras dedicadas a las relaciones más largas y duraderas. También habría que preguntarse qué buscamos antes de entrar en ellas y qué deseamos encontrar también. Pase lo que pase, seguiremos amando. ¡Lo importante es amarnos bien!”, declara.
En el amor líquido no hay relaciones en sí, lo que vemos son conexiones. Las personas deciden cuándo se conectan y cuándo se desconectan conduciéndonos a tendencias hedonistas y narcisistas
Eva Campos, psicóloga y autora de numerosos libros de psicología y relaciones, lo tiene claro: “Antes nos relacionábamos con personas de nuestro entorno más o menos inmediato, por lo que si de repente alguien desaparecía, con ir a llamarle al telefonillo era suficiente. Ahora eso no es posible en la mayoría de los casos; hay personas que se protegen hasta el punto de no saber ni dónde viven. La opción de bloquear contactos hace que sea posible desaparecer sin dar explicaciones, por lo que el miedo ya no es siquiera a la pérdida, sino a no entender la pérdida. Además, tras eso que tanto se dice de «fluir» o «dejarnos llevar» hay muchas veces una necesidad de no implicación emocional.
Al final, se busca tener lo bueno de las relaciones sin aceptar que se tiene una relación, porque ello conlleva una serie de responsabilidades emocionales que no se desean tener, para las que no se está preparado o, simplemente, se tienen tantas opciones que si no se encaja como un zapatito de cristal, es mejor dar match al siguiente que trabajar por crear cimientos sólidos. Consumimos relaciones en vez de crearlas”.
¿Qué sucede cuando los perfiles de citas aseguran querer comprometerse pero mantienen una agenda oculta?
“Una vez conocí a un tío que era un pivonazo, divertido, inteligente… físicamente era lo que a mí me pone como una locomotora, y tuvimos la cita perfecta. Al final acabamos teniendo sexo, y bastante bueno. Quedamos en vernos a los pocos días para hacer planes, pues no queríamos basar nuestra relación en sexo, pero él dejó de contestar mensajes y de cogerme el teléfono. Al poco, me enteré de que le había conocido ¡en un permiso penitenciario! Ese fin de semana había vuelto a delinquir y se acabaron los permisos. El tema es que ¡me enteré por las noticias!”, explica Eugenia con humor y cierto susto.
¿Qué sucede cuando, uno tras otro, los perfiles de citas que se encuentran aseguran querer comprometerse, pero mantienen una agenda oculta como la del desconcertante encuentro de Eugenia? El suyo es un caso extremo, quizá, pero entre las personas entrevistadas abundan los casos de no-relaciones, es decir, de propuestas para ir quedando “y ya veremos qué pasa”. El famoso “vamos a fluir”.
Está de moda el «fluir» el «lo que surja», porque se relaciona con disfrutar del momento presente sin tanto plan
Sandra FerrerPsicóloga y fundadora de Programa Mia
Sandra Ferrer, por cuyos cursos pasan centenares de mujeres, invita a no perder la esperanza a pesar de todo: “Existen personas que sí se presentan al mundo con una dirección y un objetivo más allá de un «donde nos lleve la vida». Quizás no las hayas encontrado, pero haberlas, las hay. Es cierto que parece que esté de moda el «fluir» el «lo que surja», porque se relaciona con disfrutar del momento presente sin tanto plan. Pero, ¿sabes qué? La palabra «fluir» en sí misma no quiere decir nada. Por eso me encanta preguntar en estos casos: «¿Qué es para ti fluir?» Si pongo agua en una botella, tendrá forma de botella y si la pongo en una taza de café, de taza. Entonces, por favor, seamos claros con lo que queremos decir con «fluir».
Quizás para tu amiga, fluir sea dar pasos hacia adelante y ponerle nombre y apellidos a lo que está construyendo con el otro. Y para esa persona, sea postergar las etiquetas porque las relaciona con algo encorsetado. Las personas que acaban «fluyendo» son las que quieren algo similar. A quién le va bien ese «estamos bien así y ya veremos lo que pasa» es que, por ahora, no quiere comprometerse. El tema es si a ti te encaja eso y si te da la seguridad como para moverte a gusto ahí”, aconseja.
Antes de amar a alguien nuevo, conviene tener claro lo que deseamos, lo que nos interesa y lo que buscamos
“Las no-relaciones nos advierten de una incapacidad de entrega”, asegura María Pasión, y continúa con su análisis: “Queremos a una persona, pero algo frena a una de las partes para llegar a un compromiso. Así es difícil poder llegar a amar de pleno y esto lleva a la frustración. Si queremos amar, tendríamos que ser claros y no aceptar medio corazón como parte de la entrega. Lo importante es quien sufre por esta falta de compromiso lo pueda comunicar y que se plante antes de seguir alimentando una relación a medias. Como yo lo veo, así como abunda la falta de compromiso en las relaciones rápidas, nunca ha sido tan fácil conocer a nuevas personas y volver a probar nuestra suerte en el amor. Lo que sí creo es que antes de amar a alguien nuevo, conviene tener claro lo que deseamos, lo que nos interesa y lo que buscamos. Si quieres peras, no te lleves manzanas a casa”, afirma.
“El otro día grabé un vídeo sobre esto precisamente porque parece que una mujer que se ama y que ha hecho su proceso de crecimiento personal, se le tenga que aparecer pasado mañana en la cola del súper la pareja de su vida. Y, ¿sabes qué? Puede que ocurra, pero puede que no. De hecho, una señal evidente de que te amas, no es que «consigas» pareja. No me gusta esta visión. Como si la pareja fuera un premio a tu esfuerzo atroz por amarte. Hay personas que no se aman y están por sistema con alguien a su lado. Y al revés. El tema es que si sabes quién eres, qué límites necesitas, qué es lo que quieres y te sientes merecedora de cosas bonitas, obviamente, no invertirás tu tiempo ni energía en relaciones que no están alineadas contigo. O sea que sí, ¡querámonos para querer bien! Eso sí, a veces planteo lo siguiente: si tú sí que estás disponible, ¿no te parece raro que compartas tu tiempo con quién no lo está? Ahí lo dejo”, se cuestiona Sandra Ferrer.
“Para encontrar el amor debes confiar en que a ti te pueda pasar, estando abierta al mundo y clarificándote muy bien a ti misma qué es lo que quieres
Sandra FerrerPsicóloga y fundadora de Programa Mia
Y continúa: “Para encontrar el amor debes confiar en que a ti te pueda pasar (y no solo a tu vecina), estando abierta al mundo y clarificándote muy bien a ti misma qué es lo que quieres. Hay profesionales que dicen que siempre que el amor se busque, resultará carente. Pero a mí sí que me parece una buena fórmula cultivar tu vida y hacer que te guste mucho a la vez que estás en modo apertura. Ya está bien de retroalimentarnos diciendo que el mercado está fatal, que el mundo se va a pique y que los vínculos están bajo mínimos. Somos seres sociales, somos amor y necesitamos amor. Y eso será así siempre. Tengo muy claro que sin ilusión, ganas y confianza en que las cosas ocurran, no van a ocurrirte. Así que, si no estás en este mood, no te bajes Tinder ni tengas citas. ¿Para qué? ¿Para corroborar tu lastimosa teoría? La vida no te sorprende cuando no te lo crees, sino que surge cuando lo naturalizas. ¡Viva el amor!”, concluye esta especialista.
Las aplicaciones de citas pueden ser efectivas pero has de saber qué quieres y cómo lo quieres (...) y lo más importante, cómo te quieres
Eva Campos Navarro, por su parte, aconseja: “Las aplicaciones de citas pueden ser efectivas, sobre todo si por trabajo u otras cuestiones nos es difícil conocer gente. Ahora bien, para que funcionen tienes que saber exactamente qué quieres y cómo lo quieres, pero, lo más importante, es cómo te quieres. Y dejar los miedos a un lado: miedo al rechazo, a las desapariciones, a no ser suficiente, a que por no ser perfecta digan «next»... La autoestima fuerte es necesaria para poder «jugar» en las apps, porque si no es así, te pueden machacar de formas muy destructivas. Imbéciles ha habido siempre y siempre los habrá; lo importante es que no te dejes arrastrar por ellos hacia algo que no es lo que quieres. Y no olvidemos nunca que el mundo real sigue existiendo y que ese chico que te mira todos los días mientras te tomas el café en la cafetería de tu barrio también puede ser una buena cita”.
Fuente: Vanguardia