Mantenerse en ayuno durante periodos prolongados entre comidas puede tener distintos efectos en tu cuerpo, detallan expertos.
En épocas recientes, el ayuno intermitente se ha posicionado como una de las alternativas para mantener una alimentación saludable, aunque existen algunas dudas acerca de lo que provocan en el cuerpo estos periodos más o menos prolongados sin alimento.
Como con todo régimen alimenticio, los expertos señalan que nadie debe seguir una nueva dieta sin consultarlo antes con un nutriólogo, quien podrá determinar si es adecuado o no para ti según tu estado de salud, edad y necesidades.
“El ayuno intermitente es seguro para mucha gente, pero no para todos. Saltarte las comidas puede no ser la mejor manera de controlar tu peso si estás embarazada o amamantando. Si tienes cálculos renales, reflujo gastroesofágico, diabetes u otros problemas médicos, habla con tu médico antes de comenzar”, señala Manpreet Mundi, médico de la Clínica Mayo.
El ayuno intermitente consiste en mantener un período considerablemente más largo sin alimento que el común, que suele ser de ocho horas. Existen tres alternativas comunes: una de ellas es el ayuno vespertino, en el que no se ingiere alimento desde las 14:00 horas hasta el otro día, a las 8:00.
La otra es conocida como el 5×2: cinco días se come de manera habitual y dos días no consecutivos se ayuna por completo o se consumen menos de 500 calorías durante toda la jornada. Una tercera alternativa es comer durante 8 horas seguidas y descansar durante 16, las cuales incluyen el tiempo dedicado al sueño.
“El ayuno intermitente hace mucho más que solo restringir la ingesta de calorías. También cambia las hormonas del cuerpo para que puedan hacer un mejor uso de tus reservas de grasa”, señala la nutrióloga Julia Denner.
De acuerdo con estudios publicados por los investigadores Valter Longo y Frank Matson, esta práctica tiene numerosas ventajas, entre las que figuran el descanso digestivo, lo que ayuda a disminuir la inflamación en intestinos, estómago, esófago, hígado y vesícula biliar.
La reducción de la inflamación también es clave en otros órganos, como el cerebro, lo que permite la formación de neuronas, o los músculos, incluyendo el corazón, lo que reduce las pulsaciones en reposo.
El ayuno intermitente también promueve la autofagia, la cual consiste en que el cuerpo consume las células muertas al no tener alimento nuevo por procesar; por esta misma causa, el organismo aprovecha de mejor manera las reservas de grasa, con lo que los lípidos viscerales también se reducen.
En la sangre también se reduce la cantidad de colesterol y se fomenta la mejor absorción de la insulina, lo que ayuda a evitar el desarrollo de enfermedades como la diabetes y algunos males cardíacos.
“Perder peso y hacer actividad física ayuda a reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes, la apnea del sueño y algunos tipos de cáncer. Para estas enfermedades, el ayuno intermitente parece ser tan beneficioso como cualquier otro tipo de dieta que reduce las calorías totales.
“Algunas investigaciones sugieren que el ayuno intermitente puede ser más beneficioso que otras dietas para reducir la inflamación y mejorar las afecciones asociadas con la inflamación”, añade Mundi.
Fuente: La-lista