Van más de siete semanas desde que nuevamente empezaron a crecer los contagios a escala nacional.
¿Por cuánto tiempo y con qué fuerza nos pegará la tercera ola del Covid?
Van aproximadamente siete semanas desde que nuevamente empezaron a crecer los contagios a escala nacional.
Los niveles mínimos los tuvimos hacia la tercera semana de mayo, y desde entonces no cesan de crecer.
Ayer se rebasaron ya los 12 mil nuevos contagios en un día, con un aumento superior a 400 por ciento respecto a los niveles medios que tuvimos en los últimos días de mayo, y si la tendencia no cambia, antes de que termine julio estaremos de nuevo en los máximos históricos que tuvimos hacia finales de enero.
México no es caso único.
Entre el 22 de mayo y el reporte de ayer, los casos nuevos diarios en el Reino Unido se multiplicaron ¡por 20 veces! Y todavía no tenemos el efecto completo de las enormes concentraciones humanas que se produjeron en los juegos finales de la Eurocopa, en las cuales no se veían personas con cubrebocas en un atestado estadio de Wembley.
Del 21 de junio a la fecha, los casos en Estados Unidos se multiplicaron en 110 por ciento.
En el conjunto de Europa, del 18 de junio al día de ayer, el crecimiento fue de 66 por ciento.
En muchos lugares, la razón del disparo de los contagios es la prevalencia de la variante delta.
Lo que sabemos hasta ahora de esta mutación del virus es que tiene una capacidad de contagio mucho mayor. Pero también hay sospechas de que puede ser más elusiva de la inmunidad que traen consigo las vacunas.
El caso más preocupante es el del Reino Unido, en donde, pese al gran avance del proceso de vacunación con casi 70 de la población inmunizada, se dio el disparo de los contagios que referimos.
Y sabemos que la variante dominante en el Reino Unido es la delta.
En países en los que el porcentaje de vacunación es menor, como en el nuestro, el riesgo de que los contagios continúen hacia arriba es muy grande.
Y, en medio de todo esto, en lugar de alertar a la población a ser muy cuidadosa con esta nueva ola, ayer, en la conferencia mañanera, se volvió a desestimar el riesgo.
El presidente de la República volvió a poner sobre la mesa el tema del regreso a clases, señalando que no hay motivos para no regresar a clases presenciales a partir del próximo ciclo lectivo que comienza el 30 de agosto.
El argumento de que ahora no tendremos el problema que tuvimos en la segunda ola, en enero, cuando se desbordaron los hospitales y faltó el oxígeno para las personas que decidieron llevar su enfermedad en casa, debido a que ahora se enferman las personas de menor edad, es al menos parcialmente falaz.
No están plenamente vacunados los adultos mayores. Hubo ausencias y omisiones. Y aun entre los más jóvenes, como las propias autoridades de Salud señalaron desde el año pasado, los padecimientos que nos hacen más vulnerables, como la diabetes, pueden generar más hospitalizaciones de las que se creen, considerando la edad de los potenciales enfermos.
Hemos visto que, a lo largo de los meses, las autoridades de Salud a cargo del doctor López-Gatell han hecho una gestión desastrosa de la pandemia. No habría razón para pensar que ahora, al estar en la tercera ola de la que ellos rechazaron su existencia hasta que ya no hubo remedio que reconocerla, actuarían de manera más eficaz.
Como lo hemos repetido una y otra vez en este espacio, las autoridades del gobierno federal y de muchos gobiernos estatales no nos van a cuidar.
Si no lo hacemos nosotros mismos, nadie lo hará.
Fuente: El Financiero