Dos nuevos estudios de cronobiológica detallan cómo nos influye a los humanos las fases de la Luna incluso aunque vivimos en grandes ciudades bajo el manto de la luz artificial.
No nos convierte en bestias peludas ni le debemos a la luna el éxito o el fracaso en el amor, pero posiblemente afecte a nuestro día a día más allá que como inspiración de poetas y románticos. Los ciclos menstruales de las mujeres se sincronizan temporalmente con los ciclos lunares, algo que afecta a la fecundidad, y dormimos hasta 90 minutos menos si la luna llena asoma en la ventana. Son conclusiones de dos estudios que publica Science Advance.
El ciclo lunar se refiere a los 29,5 días (mes lunar) que emplea la Luna en orbitar la Tierra, y las 24,8 h (día lunar) es el tiempo que está presente en un mismo punto geográfico. A lo largo de estos dos ciclos, la iluminación que nos llega de la Luna varía, y la distancia a la que se encuentra arrastra más o menos el agua del mar y provoca las mareas.
En últimos estudios sobre los campos magnéticos de la Tierra, han encontrado que ese paraguas que nos defiende de rayos cósmicos y la amenaza de partículas procedentes del universo exterior, se derrumbaría sin la presencia de la Luna. Un dato para hacernos una idea de la magnitud de su influencia: La Tierra recibe continuamente 3.700 millones de vatios de potencia a través de la transferencia de la energía gravitacional y la rotación del sistema Tierra-Luna-Sol. Parecería ingenuo pensar la Luna nos fuera indiferente.
Cada 14,5 días la Luna, la Tierra y el Sol están aproximadamente en el mismo eje y esto da lugar a mareas vivas. El día lunar de 24,8 horas, produce un ciclo de mareas de 12,4 h, con mareas altas cuando la Luna se coloca directamente sobre el agua del mar o en el punto diametralmente opuesto al otro lado del planeta.
Numerosos estudios muestran que estos cambios ambientales afectan al comportamiento, fisiología, reproducción etc. de animales y plantas.
Uno de los ejemplos más fascinantes es la sincronía en el desove de los antozoos que forman las grandes barreras de coral del mundo. Todos desovan a la vez, simultáneamente, un mismo día tras la luna llena. Ocurre en la Gran Barrera de Coral en Australia Occidental, Hawai, el Caribe y Okinawa. Un cangrejo terrestre común en Japón, Sesarma haematocheir, vive en las montañas sobre el río Ogamo, pero las hembras adultas tienen que bajar de la montaña para liberar a sus crías en el mar. Y lo hacen el día en que la Luna alumbra su camino. Los búhos reales ( Bubo bubo) utilizan señales para buscar pareja. Sus llamadas son más frecuentes y en un tono más alta en las noches de luna llena. Los ejemplos, recogidos en diversos estudios científicos, son numerosos, sin embargo, hay mucha controversia sobre si algo parecido ocurre en nuestra especie.
Aunque ya se ha demostrado que la luz de la luna afecta a la actividad nocturna de muchos organismos, la cuestión de si los ciclos lunares afectan al sueño y la vigilia nocturna de los seres humanos sigue siendo controvertida. Sin embargo, en uno de los estudios publicados hoy en Science Advance, han encontrado que los ciclos lunares parecen afectar a los patrones de sueño tanto en las comunidades rurales e indígenas como en las ciudades modernas.
La gente se duerme más tarde y duerme menos en las noches que preceden a la luna llena, cuando su luz ocupa el cielo nocturno después del crepúsculo, según un análisis de los ciclos de sueño en 98 argentinos indígenas rurales y urbanos y 464 estudiantes universitarios urbanos de Estados Unidos.
Los resultados sugieren que el sueño humano está sincronizado con las fases de la luna, independientemente de las diferencias étnicas o culturales, e incluso en lugares donde la contaminación lumínica eclipsa la luz de la luna.
Para el estudio, registraron los ciclos de vigilia/sueño durante 1 o 2 meses en tres comunidades indígenas argentinas: una comunidad urbana con pleno acceso a la electricidad, una comunidad rural con acceso limitado a la luz eléctrica y una comunidad rural sin electricidad. En todas las comunidades, los patrones de sueño estaban claramente modulados por el ciclo lunar, y la duración del sueño de cada persona variaba entre 20 y 90 minutos a lo largo del ciclo.
«Aunque el verdadero valor adaptativo de la actividad humana durante las noches de luna está por determinar, nuestros datos parecen mostrar que los humanos -en una variedad de entornos- son más activos y duermen menos cuando la luz de la luna es mayor durante las primeras horas de la noche», escriben Casiraghi et al. Investigadores de la Universidad de Washington que han realizado el estudio.
Un análisis de los registros de los ciclos menstruales a largo plazo mantenidos por 22 mujeres hasta los 32 años muestra que aquellas que tiene ciclos de más de 27 días se sincronizaban con la intensidad de la luz de la luna y su atracción gravitatoria.
Investigaciones anteriores sugieren que las mujeres con los ciclos menstruales que más se acercan a los ciclos lunares tienen mayor probabilidad de quedarse embarazadas
Los investigadores plantearon la hipótesis de que el comportamiento reproductivo humano podría haber estado sincronizado con la luna durante la antigüedad, pero que esto cambió cuando surgieron los estilos de vida modernos y los humanos se expusieron cada vez más a la luz artificial. Investigaciones anteriores sugieren que las mujeres con los ciclos menstruales que más se acercan a los ciclos lunares tienen mayor probabilidad de quedarse embarazadas, aunque la influencia lunar en la reproducción humana sigue siendo un tema controvertido.
Para abordar este antiguo misterio, Charlotte Helfrich-Förster y sus colegas examinaron datos a largo plazo sobre el inicio de los ciclos menstruales que abarcan una media de 15 años, incluyendo registros de 15 mujeres de 35 años o menos y 17 mujeres de más de 35 años.
Para descubrir los momentos en los que los ciclos menstruales de las mujeres estaban sincronizados con los ciclos lunares. Han encontrado que los ciclos menstruales de la mayoría de las mujeres se alineaban con el mes sinódico (el tiempo que tarda la luna en recorrer todas sus fases) en determinados intervalos.
Los ciclos menstruales también se alineaban con el mes tropical (los 27,32 días que tarda la luna en pasar dos veces por el mismo punto del equinoccio) el 13,1% de las veces en mujeres de 35 años o menos, y el 17,7% de las veces en mujeres de más de 35 años, lo que sugiere que la menstruación también se ve afectada por los cambios en las fuerzas gravitatorias de la luna.
Además, los investigadores observaron una mayor sincronización entre los ciclos lunares y menstruales durante las largas noches de invierno, cuando las mujeres experimentaban una exposición prolongada a la luz de la luna. Mientras que la luminiscencia de la luna y los ciclos gravimétricos parecían afectar débilmente a los ciclos menstruales por separado, los resultados sugieren que estos ciclos exhiben un efecto más fuerte juntos, con los ciclos menstruales más sincronizados con los ritmos lunares cuando la luna está más cerca de la Tierra. El estudio ha sido publicado en Science Advances.
Fuente: Quo