¿Te has preguntado alguna vez si pasar horas sentado podría estar afectando tu cerebro? En la era moderna, el sedentarismo se ha convertido en una constante: trabajamos, estudiamos y nos entretenemos sentados, sin imaginar las consecuencias ocultas de este hábito. Más allá de los conocidos riesgos para el corazón o la espalda, recientes investigaciones revelan que permanecer mucho tiempo sentado puede debilitar la mente, acelerar el envejecimiento cerebral y aumentar el riesgo de desarrollar Alzheimer.
Incluso quienes hacen ejercicio diariamente no están exentos de este peligro si pasan el resto del día inactivos. En este artículo, exploraremos cómo el sedentarismo impacta la salud cerebral, qué factores agravan sus efectos y, sobre todo, qué estrategias sencillas pueden ayudarnos a proteger nuestra mente en el día a día.
El experimento científico: el estar sentado mucho rato atrofia el cerebro
Para entender cómo el sedentarismo afecta al cerebro, un equipo de investigadores de la Universidad de Vanderbilt y la Universidad de Pittsburgh diseñó un estudio pionero con 404 adultos mayores de 50 años. Cada participante llevó durante una semana un reloj especial, llamado actígrafo, que registraba de manera precisa cada minuto de actividad y de inactividad. Esta tecnología permitió a los científicos medir exactamente cuánto tiempo pasaba cada persona sentada, de pie o en movimiento, más allá de lo que podían recordar o reportar.
Pero el seguimiento no terminó ahí. A lo largo de siete años, los voluntarios se sometieron a rigurosas pruebas de memoria y habilidades cognitivas, además de resonancias magnéticas cerebrales de alta resolución. Así, los investigadores no solo observaron el comportamiento diario, sino también los cambios reales en la estructura cerebral y la función mental a lo largo del tiempo.
El objetivo era claro: descubrir si el simple hecho de pasar muchas horas sentado, independientemente de otros hábitos saludables como hacer ejercicio, podía afectar negativamente la salud cerebral. Los resultados, que analizaremos en la siguiente sección, revelaron una relación sorprendentemente fuerte entre el tiempo sedentario y el deterioro del cerebro, incluso en personas físicamente activas.
Hallazgos clave
Los resultados del estudio son contundentes: permanecer sentado durante largos periodos se asocia a una reducción significativa del volumen cerebral, especialmente en regiones vinculadas a la memoria y la cognición. Incluso en personas que realizan ejercicio físico de manera regular, el exceso de tiempo sedentario acelera la atrofia de áreas como el hipocampo y la corteza entorrinal, zonas especialmente vulnerables en las primeras fases del Alzheimer. Esta atrofia cerebral se traduce en un deterioro de la memoria episódica y de la velocidad de procesamiento mental, afectando la capacidad para recordar hechos recientes y realizar tareas cotidianas con agilidad.
Varios estudios han confirmado que el grosor de estructuras clave del lóbulo temporal medio, como el hipocampo, el subículo y la corteza entorrinal, disminuye a medida que aumentan las horas de sedestación diaria. Este adelgazamiento estructural no se compensa con la práctica de ejercicio: es decir, aunque una persona camine o haga deporte, si pasa muchas horas sentada, sigue enfrentándose a un mayor riesgo de neurodegeneración.
El impacto es visible en pruebas cognitivas: quienes pasan más tiempo sentados muestran peores resultados en memoria y procesamiento de la información. Además, el estudio destaca que la reducción del volumen cerebral y el deterioro cognitivo son más pronunciados en personas con factores genéticos de riesgo, como el alelo APOE-e4.
Estos hallazgos subrayan que la clave no está solo en hacer ejercicio, sino en evitar los periodos prolongados de inactividad. Romper la rutina sedentaria con pausas activas frecuentes puede ser decisivo para preservar la salud cerebral y ralentizar el deterioro asociado al envejecimiento. Así, el movimiento frecuente se convierte en una herramienta fundamental para proteger la mente a largo plazo.
Fuente: Psicología y mente