La razón por la que el coronavirus afecta mucho menos a los niños que a los adultos se ha vuelto un misterio que ha durado toda la pandemia. La gran mayoría de los niños no se enferma; cuando sucede, suelen recuperarse.
El primer estudio que compara la respuesta inmunitaria de los niños con la de los adultos sugiere una razón para explicar por qué los niños han tenido relativamente buena fortuna. En los niños, una rama del sistema inmunitario que ha evolucionado para protegerlos de patógenos desconocidos destruye con rapidez el coronavirus antes de que cause daño en sus cuerpos, de acuerdo con la investigación, publicada esta semana en Science Translational Medicine.
“En conclusión, sí, los niños tienen una respuesta inmunitaria distinta frente a este virus que al parecer los protege”, comentó Betsy Herold, una experta en enfermedades infecciosas pediátricas de la Escuela de Medicina Albert Einstein, quien dirigió el estudio.
Herold y sus colegas encontraron que la respuesta inmunitaria es mucho más tenue en los adultos.
Cuando el cuerpo encuentra un patógeno desconocido, responde dentro de horas con una ráfaga de actividad inmunitaria, llamada respuesta inmunitaria innata. Los defensores del cuerpo son reclutados a toda prisa para la lucha y comienzan a lanzar señales para que lleguen los refuerzos.
Los niños se encuentran más a menudo con patógenos que son nuevos para su sistema inmunitario. Su defensa innata es veloz y abrumadora.
Con el tiempo, después de que se encuentra con un patógeno tras el otro, el sistema inmunitario está preparado para un repertorio de villanos conocidos. Para cuando el cuerpo llega a la adultez, depende de un sistema más sofisticado y especializado que está adaptado para recordar y combatir amenazas específicas.
Si el sistema inmunitario innato se parece a los equipos de emergencia que llegan primero a la escena, el sistema adaptativo representa a los experimentados especialistas del hospital.
En términos biológicos, el sistema adaptativo tiene sentido porque los adultos casi no se encuentran con un virus por primera vez, comentó Michael Mina, inmunólogo pediátrico de la Escuela de Epidemiología T. H. Chan de la Universidad de Harvard en Boston.
Sin embargo, el coronavirus es nuevo para todo el mundo, y el sistema innato se disipa a medida que los adultos envejecen, por eso son más vulnerables. En el periodo en el que se pone en marcha el sistema adaptativo especializado del cuerpo de un adulto, el virus ya tuvo tiempo de provocar daños, sugiere la investigación de Herold.
Herold y sus colegas compararon las respuestas inmunitarias de 60 adultos y 65 niños y jóvenes adultos menores de 24 años; todos fueron hospitalizados en el Centro Médico Montefiore de la ciudad de Nueva York del 13 de marzo al 17 de mayo.
Entre los pacientes, había 20 niños con síndrome inflamatorio multisistema, la reacción exagerada, grave y a veces mortal del sistema inmunitario que está vinculada con el coronavirus.
En general, el virus solo afectó ligeramente a los niños, en comparación con los adultos, quienes en su mayor parte presentaron síntomas gastrointestinales como diarrea, así como pérdida de apetito u olfato. Tan solo cinco niños necesitaron ventilación mecánica, en comparación con veintidós de los adultos; murieron dos niños, en comparación con diecisiete adultos.
mucho más altos de dos moléculas inmunitarias en la sangre: la interleucina 17A y el interferón gama, señalaron los investigadores. Las moléculas eran más abundantes en los pacientes más jóvenes y disminuían poco a poco con la edad.
“Creemos que eso está protegiendo a los niños más pequeños, en particular de enfermedades respiratorias graves, porque esa es la principal diferencia entre los adultos y los niños”, comentó Herold.
Herold agregó que, en algunos pacientes adultos con COVID-19, la falta de una sólida primera respuesta también podía disparar una reacción adaptativa intensa y no regulada que a la vez podía provocar un agudo síndrome de insuficiencia respiratoria y la muerte.
Todos los virus usan trucos para evadir al sistema inmunitario innato, y el coronavirus es particularmente experto. La interleucina 17A, la cual se produce al inicio de la trayectoria de la infección, podría servir para que los niños impidan los intentos del virus por eludir la respuesta innata y mantener a raya la posterior respuesta adaptativa.
“Creemos que también los protege del tipo de respuesta inmunitaria adaptativa más vigorosa que está asociada con la hiperinflamación”, mencionó Herold.
Otros expertos señalaron que el estudio estaba bien hecho, pero tenía el problema de haber inscrito a pacientes que tenían una infección demasiado avanzada, como sucede con la mayoría de los estudios del coronavirus.
La respuesta inmunitaria innata se detona horas después de la exposición a un patógeno, pero por lo general la gente no va al hospital sino hasta una semana después de padecer una infección por coronavirus, cuando los síntomas son graves, mencionó Akiko Iwasaki, una inmunóloga de la Universidad de Yale.
En ese escenario, es muy tarde para estudiar la manera en que el sistema inmunitario innato responde frente al virus, mencionó Iwasaki, y agregó: “Para cuando la gente está enferma, ya pasó demasiado tiempo”.
No obstante, los nuevos datos niegan un par de teorías populares en torno a la protección de los niños en contra del virus, comentó Iwasaki.
Algunos científicos sospechaban que a los niños les podía ir mejor porque suelen tener una exposición más reciente a los coronavirus que causan los resfriados comunes, y esto les podía brindar protección.
Sin embargo, el nuevo estudio no encontró ninguna diferencia significativa en las respuestas inmunitarias a esos virus entre los grupos, hizo notar Iwasaki.
Otra teoría sostenía que los niños generan una respuesta de anticuerpos más fuertes que elimina el virus de una forma más eficaz que los adultos. No obstante, el nuevo estudio reveló que la gente de mayor edad que estaba más enferma de hecho produjo los anticuerpos más poderosos.
Ese resultado podría confirmar una preocupación agobiante entre los investigadores: la presencia de esos anticuerpos potentes contribuye a la enfermedad en adultos, en vez de ayudarles a combatir el virus, un fenómeno llamado mejora dependiente de anticuerpos. Los fabricantes de las vacunas están monitoreando minuciosamente los sujetos de los estudios en busca de señales de este problema.
“Todo el mundo está bailando al ritmo de esa canción”, comentó Jane C. Burns, una experta en enfermedades infecciosas pediátricas de la Universidad de California, campus San Diego. “¿Es posible que las altas titulaciones de algunos anticuerpos en realidad sean malas para ti, en vez de ser buenas?”.
Según Burns, los investigadores también deben aprender qué sucede en los niños después de la ola inmunitaria inicial. Los niños producen una fuerte respuesta inmunitaria, pero sus cuerpos deben apagarla rápido después de que haya pasado el peligro.
Si este virus se vuelve endémico, como los coronavirus que provocan el resfriado común, con el tiempo los niños desarrollarán defensas adaptativas tan fuertes que no experimentarán ninguno de los problemas que están teniendo los adultos ahora, aseguró Mina.
“Con el tiempo, tendremos la edad necesaria para acabar con este virus”.
Fuente: The New York Times