Los autores de la misiva, publicada en la revista Science, exponen que menos del 1% del océano abierto está totalmente protegido y que el mosaico actual de gestión y la falta de supervisión deja a estos en una situación de vulnerabilidad ante el abuso. A continuación, reproducimos el texto íntegro de la carta.
La alta mar, es decir, las áreas marinas que quedan fuera de la jurisdicción nacional de los diferentes países, cubren casi la mitad de la superficie de la Tierra. Los océanos abiertos son indispensables para nuestro planeta de innumerables maneras: entre otras funciones tienen un papel protagonista en la regulación del clima, son la fuente de alimentación de millones de personas en el mundo y sirven de soporte a innumerables industrias que contribuyen con miles de millones a la economía global.
Aun así, menos del 1% de los océano abiertos están totalmente protegidos, y el mosaico actual de gestión y la falta de supervisión los deja vulnerables al abuso. En 2017, las Naciones Unidas resolvieron desarrollar un tratado internacional para la conservación y uso sostenible del océano abierto. Las negociaciones, cuya próxima ronda tendrán lugar en el mes de marzo de 2022, terminarán este año. Debemos asegurarnos de que el próximo marco conserve la biodiversidad en alta mar y promueva el uso sostenible y equitativo del océano.
Para maximizar la protección de la biodiversidad más allá de la jurisdicción nacional, el tratado de alta mar debe incorporar el establecimiento oportuno de una red de áreas marinas completamente protegidas para diversos hábitats en lugares estratégicos. Las reservas marinas totalmente protegidas en mar abierto preservan las poblaciones de peces, protegen los frágiles y valiosos ecosistemas y aumentan la resiliencia de estos segundos. Pero la implementación de áreas marinas protegidas efectivas requerirá un enfoque coordinado entre los organismos regionales y sectoriales existentes y la comunidad científica.
El tratado también debe proporcionar un marco sólido para evaluar los impactos ambientales de las actividades en alta mar. Dichas evaluaciones deben utilizar estándares globales exhaustivos y rigurosos y un seguimiento transparente. Y cuando sea necesario, los procesos de evaluación existentes deben reinventarse para medir mejor los impactos acumulativos. También, debido a que la alta mar es dinámica y poco conocida, se requerirán evaluaciones ambientales estratégicas para diseñar políticas efectivas en el futuro.
La implementación de áreas marinas protegidas efectivas requerirá un enfoque coordinado entre los organismos regionales y sectoriales existentes y la comunidad científica.
Finalmente, el tratado debe establecer un marco institucional sólido que permita la implementación exitosa de estas salvaguardas. Como mínimo, los cambios requerirán un órgano administrativo, un órgano de toma de decisiones, un comité científico con influencia en la toma de decisiones y un comité de cumplimiento. Todas las actividades, decisiones y planes deben ser abiertos y transparentes.
Todos los años, los ecosistemas marinos vulnerables y poco estudiados se ven alterados sustancialmente y en algunos casos de manera permanente por las actividades humanas. El tratado en ciernes brinda la oportunidad de conservar la alta mar para las generaciones venideras y crear un océano más equitativo para toda la humanidad. Hacemos un llamamiento a todas las naciones para que construyan un tratado ambicioso y concluyan estas negociaciones lo antes posible para finalmente establecer la protección legal para la mitad desprotegida de nuestro planeta.
Fuente: National Geographic