Un trabajo académico dirigido por el español Jorge Rodríguez, de la Universidad Khalifa de Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), cuestiona que se deba priorizar a los grupos de riesgo en la vacunación del COVID-19, y sugiere que sería más efectivo empezar a vacunar a las personas con más interacciones.
Margaret Keenan, de 90 años, ha sido la primera persona en recibir la vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 de Pfizer en el Reino Unido, y en el mundo. Este ha sido el primer país en autorizar la vacunación, y la campaña ha empezado por los más vulnerables, los mayores de 80 años.
Por su parte, el 14 de diciembre Estados Unidos inició su campaña de vacunación, empezando por personal sanitario y ancianos en residencias. La primera persona vacunada en este país se llama Sandra Lindsey, y es enfermera de cuidados intensivos en el Long Island Jewish Medical Center en Queens, en Nueva York.
En España el ministro Salvador Illa anunció que la vacuna llegará al país a partir del 4 de enero, y que se vacunará a la población de forma gradual. Los primeros cuatro grupos en recibir la vacuna serán los ingresados en residencias sociosanitarias y el personal que les atiende, seguidos por los sanitarios de primera línea, el resto del personal sanitario y los grandes dependientes que no residan en instituciones.
¿VACUNAR ANTES A LOS MÁS VULNERABLES O A LOS QUE MÁS CONTAGIAN?
Las estrategias de vacunación de la mayoría de países siguen un patrón parecido al de estos tres países, priorizando a los grupos considerados más vulnerables o de riesgo.
Sin embargo, un estudio aun no revisado por pares, llevado a cabo por los ingenieros químicos españoles Jorge Rodríguez y Mauricio Patón, junto con el epidemiólogo colombiano Juan M. Acuña, sugiere que este orden de vacunación no es la estrategia más efectiva. Sus resultados contravienen los planes ideados por expertos y refrendados por los gobiernos.
Priorizando a las personas que más contagian se podrían reducir las muertes por COVID-19 en un 70%
Los investigadores crearon un modelo matemático con datos referidos a España para predecir la priorización en la vacunación que redujera al máximo las muertes. Sus conclusiones estimaron que priorizando a las personas que más contagian se podrían reducir las muertes por COVID-19 en un 70%.
El modelo epidémico del estudio segrega a la población por grupos de edad para evaluar y comparar las estrategias de distribución de la vacuna. Las estrategias alternativas que se compararon incluían prioridades por mortalidad, por número de interacciones y una combinación de ambas, así como ninguna prioridad en absoluto.
También se estudiaron dos escenarios diferentes de despliegue de la vacuna: uno suponiendo que no haya escasez de dosis de vacuna y el otro con escasez de vacunas disponibles.
VACUNAR SEGÚN LA CANTIDAD DE CONTACTOS
En el estudio se simularon numerosos escenarios diferentes para medir la eficacia de la vacuna, la cobertura de la población y las dosis disponibles. El resultado es que se producirían reducciones significativas de las muertes si se vacunaba primero a los grupos de población con más interacciones. En cambio, la distribución de la vacuna a los grupos de mayor mortalidad en primer lugar, conduciría a un aumento de las muertes totales con respecto incluso a no llevar a cabo ningún tipo de priorización.
Esto no significa automáticamente que se deba vacunar antes a los jóvenes, bajo el supuesto de que tienen más interacciones. Si una persona mayor tiene muchas interacciones, según este modelo debería entrar en los grupos de vacunación prioritaria. Rodríguez dice al respecto que «si vacunas a los transmisores, cortas las transmisiones independientemente de la edad y acabas con la expansión exponencial de la enfermedad”.
Los autores consideran que puesto que su estudio entra en contradicción con muchas de las directrices de vacunación de diversos países, principalmente europeos, sus resultados deberían servir al menos para que estos países se abrieran a «llevar a cabo un análisis abierto, completo y exhaustivo de este problema, dejando atrás posibles ideas preconcebidas»
Fuente: Quo