Para ello los investigadores diseñaron un experimento, en el que hicieron sentir a los participantes cada vez más dolor al aumentar la temperatura de un dispositivo sujetado a sus piernas.
Los científicos escanearon además el cerebro de los participantes mientras veían fragmentos de films positivos y negativos, y cortos de otras personas que experimentaban dolor.
Aquellos que vieron primero films negativos y luego cortos de personas sufriendo, registraron menos actividad en las áreas de la corteza cerebral relacionadas con el dolor: la ínsula anterior y el giro cingulado medio.
Estas áreas suelen activarse cuando vemos a otras personas con dolor o experimentamos dolor nosotros mismos.
"En otras palabras, las emociones negativas pueden suprimir la capacidad de nuestro cerebro de ser sensible al dolor de otros", señaló Qiao-Tasserit.
Esta investigación es reveladora. Demuestra que las emociones pueden literalmente cambiar el estado de nuestro cerebro. Y que al hacerlo nuestros propios sentimientos modifican cómo percibimos los de otras personas.
Otro estudio realizado también por Qiao-Tasserit encontró que luego de mirar un film negativo, las personas tienden a juzgar el rostro neutral de otra persona en forma más negativa.
Si una persona con poder, por ejemplo un jefe o jefa, ha sido expuesto a algo negativo, incluso algo tan simple como una película, podría ser menos sensible a un colega que sufre o incluso verlo en forma negativa. Nuestros malos estados de ánimo nos hacen menos receptivos a los sentimientos de otras personas.
La falta de empatía también tiene otras consecuencias.
La reducción de empatía resulta en menos donaciones a organizaciones de caridad, según algunos estudios. Y pruebas con escáneres cerebrales revelaron que las emociones negativas también disminuyen la empatía hacia aquellos que no son parte de nuestro círculo social más cercano.
#PiensPositivo
Fuente: BBC Future.
Me gustaría saber más del tema