Ganar dinero aumenta la confianza en nosotros mismos y nos hace inflexibles. Conservarlo nos hace más inseguros, pero más receptivos a los cambios. El sesgo económico genera un mecanismo psicológico específico cuando decidimos sobre el dinero.
Una investigación desarrollada en la Universidad de Ginebra ha descubierto que las decisiones económicas cambian nuestra psicología: actuamos de forma diferente si lo que pretendemos tiene que ver con el dinero.
También que tenemos más confianza en nuestras decisiones cuando perseguimos una recompensa que cuando queremos evitar pérdidas. Valoramos más conseguir algo que conservarlo.
Otro resultado de esta investigación es la constatación de que la perspectiva de ganar dinero nos hace inflexibles, y que el miedo a perder dinero nos ayuda a conservar nuestra capacidad de adaptación. Los resultados de publican en PLoS Computational Biology.
Sesgo económico y psicológico
Esta investigación ha querido descubrir si las decisiones económicas, que implican la posibilidad de ganar o perder dinero, tienen el mismo mecanismo psicológico que observamos en decisiones de otra naturaleza.
Y comprobó que el sesgo económico genera un mecanismo psicológico específico cuando tomamos una decisión que puede permitirnos ganar o perder dinero: el dinero provoca cambios singulares en nuestra psicología.
El experimento consistió en reunir a 84 voluntarios ante unas pantallas de ordenador en las que se les mostraba la posibilidad de ganar algo de dinero (50 céntimos de euro) en función de los símbolos que elegían.
“A los participantes se les mostraron dos símbolos abstractos en la pantalla. Un símbolo se asoció con un 75% de probabilidad de ganar 50 céntimos y el segundo solo un 25% de probabilidad de ganar. En cada prueba, tenían que elegir uno de los símbolos para tratar de ganar y evaluar la confianza que tenían en su elección. A medida que avanzaba el experimento, los sujetos aprendieron a refinar sus decisiones identificando el símbolo que más pagaba”, explica uno de los investigadores, Maël Lebreton, en un comunicado.
El experimento también consistió en elegir el símbolo que les hacía perder menos dinero (en vez de ganar) y en evaluar a continuación el acierto de su elección.
Dinero e inseguridad
Los resultados mostraron que la capacidad de aprender es estadísticamente idéntica cuando los participantes aprenden a buscar ganancias y cuando aprenden a evitar pérdidas. Por otro lado, los participantes tienen mucha más confianza en sus decisiones cuando se trata de ganar dinero, en lugar de evitar perderlo.
Cuando se trata de ganar dinero, el nivel de confianza en nuestras decisiones es un 10 por ciento superior que cuando decidimos no perder dinero. Eso significa, según los investigadores, que las decisiones económicas introducen un elemento diferenciador en el aprendizaje.
Es decir, aprendemos a tomar las mejores decisiones de forma diferente si las decisiones tienen que ver con el dinero. Y además, tenemos más confianza en nuestras decisiones si tienen que ver con la posibilidad de ganar dinero, en vez de no perderlo.
Cuando se da esta opción negativa, es decir, cuando tratamos de conservar el dinero que tenemos y evitar perderlo, dudamos más de nuestras decisiones. Tenemos más miedo a perder dinero que a no ganarlo.
El miedo nos hace más flexibles
Esta investigación prosiguió con otro experimento no menos significativo: en determinado momento, se cambió el valor de los símbolos. Es decir, el símbolo que nos permitía ganar dinero pasó a ser el que impedía perder dinero. Y al revés.
Lo que observaron los investigadores es que los participantes que más dinero habían ganado hasta entonces, se resistían a cambiar de símbolo para ganar dinero, mientras que los que destacaron en el ejercicio de conservar su dinero, asumieron el cambio de los símbolos con mayor facilidad.
Conclusión: el deseo de ganar nos hace más inflexibles. Pensamos que el mecanismo que lo facilita no debe cambiar. (Una explicación tal vez de algunos comportamientos políticos).
El contexto del aprendizaje es crucial
A efectos psicológicos, que era el objetivo final de esta investigación, los resultados son bastante satisfactorios.
“El contexto de aprendizaje es crucial. El miedo a la pérdida hace que las personas se sientan ansiosas y comienzan a dudar de sus elecciones; sin embargo, también proporciona más flexibilidad y precisión. El atractivo de la ganancia, por otro lado, aumenta la confianza en sí mismo y el bienestar, pero reduce nuestra capacidad de hacer evaluaciones. Entonces se trata de lograr un equilibrio entre los dos elementos”, continúa Lebreton.
"También descubrimos que los participantes tomaron sus decisiones más rápido en el contexto positivo que en el negativo". En consecuencia, es una buena idea enumerar las diferentes formas de aprendizaje para ver qué tipo desea priorizar: rapidez, confianza o precisión. Y luego elegir entre recompensa y pérdida en función del objetivo a alcanzar.
Los científicos intentarán en el futuro determinar qué áreas del cerebro están relacionadas con la pérdida y la ganancia, y qué áreas cerebrales afectan a la confianza. Entonces podrán ver cómo ambos aspectos se comunican entre sí en el cerebro y afectan a nuestros juicios y decisiones.
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Fuente: Tendencias21