Cuando bailamos, en nuestro cerebro se liberan endorfinas, unos neurotransmisores que generan una sensación de bienestar, relajación, alegría y empoderamiento. La música y el baile no solo activan en nuestro cerebro los circuitos motores y sensoriales sino también los centros del placer.
De hecho, neurocientíficos de la Columbia University afirman que cuando nos movemos en sintonía con el ritmo, los efectos positivos de la música se amplifican. Por tanto, “un pequeño secreto para sacarle el máximo partido a la música consiste en sincronizar nuestros movimientos con el ritmo, así obtendremos placer por partida doble".
Sin embargo, lo cierto es que la magia del baile no se puede reducir simplemente a la química cerebral. Bailar también es una actividad social que nos permite estar en contacto con otras personas, compartir experiencias y conocer gente nueva, lo cual tiene un efecto muy positivo sobre nuestra salud mental.
Además, mientras nos movemos, nuestros músculos se distienden al compás de la música, lo cual nos permite liberar las tensiones cotidianas, sobre todo las que se acumulan en la musculatura más profunda.
#PiensaPositivo
Disfruto él baile cuando hay oportunidad y me rió muchisisisimo y es un gran aliado para desestresarme 🎶