Poner el foco de atención sobre cuestiones simples puede hacernos bajar el estrés y renovar la energía. Expertos explican cómo encontrar un espacio en el día para uno mismo nos puede hacer conectar con el deseo y el disfrute
El culto al “multitasking” impide poder cortar para dedicar la total atención al esparcimiento, a la acción de no estar haciendo nada o al ocio. La sociedad posmoderna exige productividad, ser productivos, estar haciendo permanentemente, manejar en simultáneo dos, tres o cuatro frentes. El deadline siempre es ayer.
Esta forma acelerada e hiperproductiva es el árbol que impide ver el bosque. Donde el mejor empleado es el que se queda después de hora, el mejor alumno hace más de lo que le piden y los mejores padres, además de cumplir con las obligaciones laborales, de la casa y la comida, atienden las infinitas actividades de sus hijos, hacen la tarea con ellos, los llevan a la plaza, los trasladan de una punta a la otra, con una cabeza colapsada que llega a la noche sobre acelerada. El insomnio, el estrés y la somatización física son indicadores que nos alertan a gritos: hay que parar un rato y disfrutar un poco más de las cosas.
Según el filósofo y escritor surcoreano, Byung-Chul Han, “el estrés, que cada vez es mayor, ni siquiera hace posible un descanso reparador. Por eso sucede que mucha gente se pone enferma justamente durante su tiempo libre. Esta enfermedad se llama leisure sickness, enfermedad del ocio. El ocio se ha convertido en un insufrible no hacer nada, en una insoportable forma vacía de trabajo.”. Para el escritor, en la actualidad el tiempo laboral ha totalizado convirtiéndose en el tiempo absoluto, “realmente deberíamos inventar una nueva forma de tiempo. Si resulta que nuestro tiempo vital o la duración de nuestra vida coincide por completo con el tiempo laboral, como en parte está sucediendo ya hoy, entonces la propia vida se vuelve radicalmente fugaz.”
Los micromomentos pueden ser mientras se camina, conectando con la naturaleza o haciendo actividades que se disfruten, leer un libro, mirar el cielo o simplemente cerrar los ojos un rato (Prexels)
Los micromomentos son una forma de contrarrestar el “sesgo de atención negativa” que está metido en todos los seres humanos. Un mecanismo de supervivencia pero también la raíz de problemas de salud mental como el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y la depresión. Una de las formas de contrarrestar el sesgo negativo es llamar la atención sobre micromomentos de alegría, asombro, creatividad o conexión. Se puede incorporar esta práctica a la vida cotidiana mientras se camina, conectando con la naturaleza o haciendo actividades que se disfruten, leer un libro, mirar el cielo o simplemente cerrar los ojos un rato.
Naty Franzoni, referente de bienestar, speaker motivacional e instructora de yoga, contó a Infobae la importancia que tiene tomarse un micromomento al día, “un momento para nosotros cada día” porque es el hábito y la constancia lo que crea el resultado.
“Vivimos una vida muy agitada, donde estamos todo el tiempo desconectados de nosotros, y encontrar ese momento es empezar a habitar un poquito el equilibrio para sentirnos bien, para salir de los lugares que nos incomodan, para buscar otra posibilidad. Porque siempre hay alguna forma de sentirnos un poco mejor y cuando la encontramos logramos equilibrio”, explicó.
Para muchos un micromomento significa paz, para otro es un momento consigo mismo, un momento para reiniciarse. Una conclusión recurrente es la necesidad de aislarse, de vez en cuando, del caos de la vida cotidiana y aprovechar los momentos agradables que la vida propone.
Naty Franzoni: "Mi micromomento es una práctica de yoga. A veces es un tapping, a veces es una meditación de dos minutos. Tengo micromomentos durante varios momentos del día para volver a mí, para volver a eje y poder decidir con conciencia." (Crédito: @natyfranz)
“Es indispensable, al menos, pensar en mínimos minutos que nos den ese baño de luz, de energía para volver a hacer cualquier cosa que estemos haciendo”, explicó a Infobae Lulu Biaus, estilista de moda y productora de contenido digital, a quien dice costarle mucho “regalarse” ese tiempo. “Pero trato que no exigirme -aclaró Biaus- con que sea hacer toda una clase de yoga, sino de repente me conformo con concentrarme en la ducha o hacer algunos movimientos a la mañana antes de salir del cuarto. Cuando voy camino a algún lado, trato de hacerlo sin escuchar música, sin mirar el teléfono. Conectarme con eso.” Ese es su baño de luz ideal para recargar.
Poner el foco de atención sobre cuestiones simples, como asombrarse por algún rasgo de la naturaleza, los colores, el arte, el ritmo de una canción o mirando una cara familiar. Esto puede ayudar a calmar el estrés, renovar la energía, mientras que por un rato desconectamos para conectar con otros sentidos.
¿Por qué es necesario tomarse, al menos, un micromomento? “Es importante poder hacerlo para no estresarse, para algunos es un deporte, caminar, salir a correr o la carpintería. El momento o la actividad es particular para cada persona. Hacerlo evita estar sobrecargado, sobrepasado”, detalló a Infobae la doctora Laura Orsi, médica psicoanalista, y directora del departamento de Psicoanálisis y Sociedad de APA.
“Yo lo llamaría el ocio creativo - destacó Orsi- un momento que nos permita reencontrarnos con nuestros deseos, sueños pendientes, con nuestra familia. Siempre estamos pensando en lo productivo y no en nuestras necesidades como seres humanos, no en el estar bien con “uno mismo” y el entorno.” Para la especialista, es también una manera de” rescatarnos de los micro traumas cotidianos, tan diferentes para cada uno en tiempos de pandemia y de guerra.”
Lulu Biaus, "Cuando voy camino a algún lado, trato de hacerlo sin escuchar música, sin mirar el teléfono. Conectarme con eso. Ese es mi baño de luz ideal para recargar" (Crédito: @lulubiaus)
“La sociedad del cansancio está vinculada con la saturación que provoca la hiperactividad”, escribió Byung-Chul Han. Este planteo es opuesto a las alabanzas a la vida activa que promueve la escritora y teórica y política alemana, Hannah Arendt, donde producir genera vida y trabajar genera mundanidad. Han reclama un retorno a la vida contemplativa que sitúa, sobre todo, en la mirada.
“Cuando no encontramos el momento para nosotros, entregamos el poder a la rutina diaria, a lo que nos dicen los demás, a lo que está pasando afuera, en el exterior, donde siempre hay mucho ruido -manifestó Franzoni- cuando logramos tener ese momento para nosotros, tomamos el poder de elegir.”. En su caso sucede “inmediatamente” después de una meditación, de una práctica de yoga, de escribir, de respirar o de poner los pies sobre el pasto. “Ahí tomamos conciencia de nuestro poder y empezamos a elegir lo mejor para nosotros.”
Muchas veces la exigencia termina coartando cualquier posible micromomento porque no llega a ser de la envergadura pretendida. En el caso de Lulu Biaus, lo primero que se dispone hacer para tener un micromomento es “largar la exigencia”. No la exigencia de que ese momento tenga que ser de tal forma, conectar de tal manera o que lleve el tiempo que se supone debería durar, “muchas veces es muy difícil de lograr.”
Tomarse el espacio para despejar la mente, reflexionar, conectar no solo nos hace más felices sino que también genera un estado productivo mucho mas creativo (Prexels)
El Coach profesional, Ricardo Melo, en dialogo con Infobae, aseguró que “generalmente el disfrute esta asociado a la vagancia, y por ende a la sensación de culpa por no estar haciendo tareas productivas. Pero estos pensamientos limitantes debemos desafiarlos, y cambiarlos por otros que nos potencien y nos hagan sentir plenos y felices con las decisiones de tener disfrute para nosotros mismos.
Además, resaltó que la clave esta en “tomar decisiones íntegras” para poder disfrutar de los momentos con ausencia de culpa. Para Melo, es importante entender que para que esto ocurra debemos “tener un equilibrio, un balance interno, saber que el descanso es parte del entrenamiento, que al igual que los autos de formula 1, entrar en boxes es parte de la carrera, que afilar el hacha es tan importante como talar el árbol.”
“El tiempo es lo más valioso y democrático que existe, todos tenemos 24 horas por día y 7 días de la semana, la diferencia está en cómo cada uno lo puede gestionar, hay factores externos, los que no dependen de nosotros, y también, más de los que creemos, factores internos que dependen cien por cien de nosotros.”,
En la vida podemos hablar de años, meses, días, horas, momentos. Y micromomentos. “¿Cómo reconquistar esos micromomentos? -se preguntó Melo-, comenzando a tomar conciencia de la respiración. Dedicar al día un ejercicio de conciencia plena, no significa ser un experto en yoga sino llevar la consciencia a todos lados, al momento que lavas los platos, que cepillas tus dientes o hablas con otra persona sin estar pensando qué responder o en lo próximo que vas hacer”.
Fuente: Infobae