La incapacidad para mantener un balance entre la vida laboral y la personal, el miedo a decir que no o que haya represalias por comunicar cuando se está experimentando una sobrecarga de trabajo, son algunos de los ejemplos de la ausencia de límites en el aspecto laboral de una persona. Estas situaciones, en acumulación, pueden tener implicaciones físicas y emocionales.
Establecer límites en el área laboral garantiza el bienestar físico y emocional de una persona, acompañada de una atmósfera de trabajo saludable y con miras al mejor desempeño de trabajo, coinciden profesionales especializadas en psicología industrial organizacional.
Pero, ¿qué son los límites y cómo la carencia de estos en la vida laboral tiene efectos en las personas?
Según la doctora Brenda Manzano, psicóloga industrial organizacional, los límites pueden manifestarse mediante comportamientos o acciones que garantizan el bienestar personal y una sana convivencia en el trabajo.
A través de los límites se puede asegurar que el ambiente laboral sea sano, productivo y comunicativo, dijo.
Con un límite no se busca controlar la conducta de otra persona, sino establecer una línea y que el otro entienda que, de cruzarla, habrá una respuesta, explicó la licenciada Lucía Betancourt, psicóloga clínica industrial organizacional.
Betancourt aseguró que existen dos tipos de límites: aquellos que pueden llegar a ser no negociables y otros en los que podría existir la flexibilidad.
Muchas personas olvidan poner límites en el área laboral por el temor a decir «no» y por considerar que establecer los mismos puede hacerles ver un mal empleado o con poco profesionalismo, señaló, por otro lado, la psicóloga Noemí Ramos Centeno.
“En primera instancia la gente debe preguntarse: ¿Yo conozco cuáles son mis responsabilidades dentro del área laboral? ¿Hasta dónde llega mi rol de trabajo? Es importante que las expectativas estén claras, para conocer qué espera la compañía de mí y qué le voy a ofrecer. Si no las tenemos claras, vamos a hacer mucho más de lo que nos corresponde, ( y, entonces) llega el burnout y llega el estrés”, describió la doctora Manzano.
Dijo que un error frecuente, de muchas personas, es no poner límites en relación con la vida privada y el trabajo. Como ejemplo de esto habló de aquellos que agregan a sus compañeros de trabajo a sus redes sociales.
“Si tú quieres límites saludables en el trabajo es importante que tu intimidad y tu identidad personal la mantengas para ti. Es importante separar lo que es el trabajo de lo que es la vida personal”, enfatizó la especialista.
Otro ejemplo lo mencionó Betancourt al hacer referencia a las personas que olvidan cuáles son los horarios de comienzo y finalización de una jornada, y luego de estas horas continúan trabajando, respondiendo correos electrónicos o llamadas.
También quienes dejan de un lado su horario de almuerzo para seguir trabajando u optan por no usar la hora completa por temas que se vinculan a los roles del trabajo.
“El límite siempre está dirigido a nuestro bienestar y poder delimitar dónde está nuestra vida profesional, dónde está la laboral y hacer esfuerzos para mejorarlo”, sostuvo la licenciada Betancourt.
El miedo a decir que no, trae consigo, de igual forma, que los límites brillen por su ausencia, reiteró la psicóloga Ramos Centeno.
“Cuando tenemos el miedo a decir que no, nosotros pensamos que estamos diciéndole que no a la persona. Pero realmente estás rechazando la petición, no a la persona”, señaló.
Si esto viene acompañado con pensamientos intrusivos de que “me van a despedir” o “van a creer que no quiero hacer el trabajo” o en otros casos agresividad y una perspectiva diferente en la otra persona, se debe prestar atención a la forma de comunicar.
Evitar delegar tareas, es otro error común en muchos empleados y muestra de que no hay límites claros.
Ciertamente la falta de límites en el área laboral tiene repercusiones en la salud de una persona, por lo que la ausencia de estos se relaciona directamente al incremento en niveles de estrés, baja autoestima, un estado de ánimo deprimido y la evitación, detalla un artículo de la Universidad de Medicina de Rochester.
Manzano enumeró consecuencias como la quemazón laboral, somatizar en ansiedad y estrés, en relaciones de trabajo perjudiciales, mecanismo de defensa de desplazamiento o manifestado como “estoy tan cargado de trabajo, que me desquito en mi casa, con mi familia, porque no puedo canalizar las emociones que me provocan el no haber establecido límites”, sostuvo.
“Incluso, por eso hay tanta fuga de talento. Porque la persona nunca estableció límites y están tan drenados y cansados que renuncian, no vuelven, etcétera”, agregó.
¿En qué momento se ponen los límites? Fue la interrogante de Es Mental para las psicólogas.
Las profesionales coincidieron que una vez el individuo reconoce cuáles son los límites que desea dejar claros, es el momento de comunicarlos, particularmente si apenas comienza su rol profesional en el lugar.
“Muchas veces, cuando entramos a una organización, queremos demostrar que estamos hambrientos y deseosos de seguir creciendo en la compañía y con esto empezamos a decir que sí a todo el trabajo extra; ahí le estás diciendo a las personas cómo te van a tratar y lo que van a esperar de ti”, describió Betancourt.
Por su parte, la doctora Manzano aconsejó que, desde el primer momento, se comuniquen los límites.
Ramos Centeno exhortó a las personas a entender que su bienestar va por encima de todo, y por tanto, el temor a decir que no, a represalias o dejar claro lo que tiene por ofrecer y lo que no aceptará, no debe dictar vivir sin establecer limites o arruinar a su salud física y mental.
“No todo es el trabajo. Antes se vivía para trabajar. Ahora nosotros lo hacemos para poder vivir. Hay que tener en mente que somos personas y necesitamos tener un merecido balance”, concluyó.
Fuente: Es Mental