Caminaba un burro al que su amo había echado de casa por su vejez, cuando se topó con un perro que huía de una granja, pues su amo quería matarlo. Al poco tiempo, se les unió un gato al que su dueña había expulsado de la casa. Estaban los tres conversando cuando llegó un gallo en la misma situación y viendo que ninguno de los cuatro tenía a dónde ir, decidieron viajar juntos hasta la ciudad de Bremen, donde pretendían ganarse la vida como músicos.
Cuando la noche se les echó encima, pensaron quedarse a dormir en una casa abandonada, pero primero quisieron cerciorarse de que estaba vacía y para ello, el perro se subió sobre el burro, el gato sobre el perro y el gallo sobre el gato y formando esa torre, se asomaron a la ventana, viendo que dentro estaban unos bandidos.
Entonces el burro se puso a rebuznar, el perro a ladrar, el gato a maullar y el gallo a cantar su quiquiriquí. Los bandidos, al ver la esperpéntica figura que gritaba, pensaron que era un fantasma y salieron huyendo.
Y así, los cuatro músicos se quedaron a vivir en la casa y nunca llegaron a ser músicos en Bremen.
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Pobres animales