Hubo una vez un joven pescador, llamado Naguib, que un día tuvo la suerte de encontrar sus redes llenas de peces. Fue al mercado a venderlos y un mercader judío, que los había visto, le ofreció una moneda de oro por su cesto.
Naguib se puso muy contento. Pero quien de verdad estaba muy feliz era el judío, pues vio que dentro de cada pescado había un diamante y se encontró dueño de una fortuna.
Al día siguiente, el bueno de Naguib no tuvo tanta suerte, pues solo pescó un pez y, aunque hermoso, no tenía diamantes, pues era un merluza y las merluzas solo viven para alimentar a los hombres.
-Ayer me fue bien, de modo que puedo darme el lujo de comérmela –se dijo.
Al llegar a su casa, cocino el pescado y halló en su interior una copa de oro. Naguib sintió una gran alegría y pensó guardar la copa para cuando le apeteciese tomar vino.
#PiensaPositivo
Buenos días en este hermoso cuento.. Cual seria el lugar y el tiempo..